Autopublicando "Sueños rotos" y "Horizonte 6"


Esta semana se celebra por primera vez la #SemanaAutopublicados una iniciativa que puso en marcha por twitter Carmelo Beltrán como parte de dar a conocer la autopublicación e intentar visibilizar un trabajo que, no nos engañemos, está todavía bastante estigmatizado. Porque sí, decir hoy día en determinados sectores que eres un autor autopublicado supone que automáticamente te cuelguen la etiqueta de "mala calidad" y que añadan la frase de "es que los que se autopublican lo hacen porque las editoriales no los quieren porque sus obras no son buenas". Y no es cierto. O no siempre. Porque te puedes encontrar tanto auténticas joyas en la autopublicación como auténticas basuras en lo que sale por editoriales. Me vienen ahora a la mente malas traducciones, erratas, faltas de ortografía garrafales... en ambos mundos.


Pero sobre todo, lo que más me viene ahora a la mente tras haber estado en el Festival Celsius este año, es el Taller Literario de Gabriella Campbell donde nos dio consejos sobre los posibles caminos a seguir una vez tenemos nuestra obra acabada y sobre cómo publicitarla. Entre esas opciones estaba la perfectamente válida de la autoedición. Porque Gabriella es una escritora mixta, esto es: una autora que publica tanto por editorial como mediante autoedición. Y ambas facetas son compatibles. De hecho hay cada vez un número mayor de escritores que se decantan por esta opción. ¿Por qué? Pues porque hay obras que les renta o conviene más sacar por editorial y otras que prefieren o les renta más sacar por ellos mismos, sin que la calidad de una autopublicación desmerezca la calidad de la obra. Si queréis saber más de su trabajo y de los consejos que pueda ofrecer (que son muchos y bien sabroso), visitad su página Gabriella Literaria.

 Y ahora al meollo. ¿Por qué me decanté por la autoedición? Pues bien, fue por un montón de factores. Hará dos años acababa de escribir el TOCHO (sí, ese cuyo primer borrador podéis leer en este mismo blog empezando aquí) y estaba pensando qué hacer con él. Hacía ya un tiempo que conocía a Lewis y hacía unos pocos meses había contactado conmigo para hablarme de un proyecto de autoeditores que estaba gestando en aquel entonces y que acabaría convirtiéndose en NEUH. Me interesó, la verdad es que me interesó mucho, pero yo todavía no sabía que iba a hacer con el TOCHO y si me interesaría más autopublicarlo o enviarlo a editorial. Así que le dije a Lewis que tal vez en unos meses me podría interesar, pero que por el momento no. Así que ahí estaba yo, con el TOCHO recién escrito (aún faltaban las infames correcciones y todos los cambios que he hecho desde entonces, todos a mejor) y empecé a barajar mis opciones. No dudaba de la calidad de mi obra, pero no sabía si quería dejarla en manos de una editorial o no. No sabía si me rentaría sacarlo por autopublicación siendo como era una autora desconocida y sin saber nada de publicidad, distribución etc. Miré precios.

Autopublicar el TOCHO se me iba mucho de presupuesto.

Pero quería probar. Quería demostrar que se podían sacar cosas buenas por autopublicación. Quería demostrar que la calidad no estaba reñida con ello y que la autopublicación podía ser tan profesional como la edición por editorial (por aquel entonces ya había visto errores en libros sacados por editorial que me indignaban profundamente). Pero no podía enfrentarme a algo como el TOCHO.

Así que me lancé a por algo más corto, algo como cierta historia que me llevaba quemando por dentro desde hacía mucho tiempo: la historia de Kyle. La historia de cómo Aurora conoció a Kyle y por qué Kyle fue tan importante para ella. Y así nació "Sueños rotos". (Efectivamente, sí, acabo de confirmar que hay mucho más detrás de "Sueños rotos" y, sí, tengo la sana intención de ponerme con ella en no demasiado tiempo). 

Me tomé la autopublicación de mi primer relato en serio. Me recomendaron una portadista (todo tenía que ser lo más profesional posible). Aprendí a maquetar. Aprendí a obtener el ISBN y a solicitar el depósito legal. Aprendí a publicitarme en redes, a abrir una tienda online, a usar Lektu... Aprendí a hacer todo de cero. Y no creo que me saliera tan mal, la verdad. Disfruté mucho durante cada paso del proceso y me resultó tremendamente enriquecedor pese a los riesgos que implicaba y el salto de fe que tuve que hacer con la tirada. Fue laborioso, duro y sacrificado, pero muy satisfactorio, porque ahora mismo tengo cientos de lectores que son amor y que hacen que todo este camino haya merecido la pena. Además soy parte del colectivo de autoeditores NEUH, donde nos apoyamos unos a otros y demostramos cada día que la autopublicación de calidad es posible.

Ni que decir tiene que repetí, que me animé el año pasado a sacar la recopilación de relatos "Horizonte 6" por autopublicación y que está siendo aún más gratificante que la primera. Y obviamente este año repetiré con algo que aún estoy barajando. Porque me gusta, porque autopublicar me hace sentir bien conmigo misma y cada vez que me lanzo es una experiencia nueva.

Así que desde aquí os animo a todos los que así lo deseéis a dar el salto y... autopublicar.




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