RESULTADOS del concurso día del Libro 2016: Mundos Oníricos
Hola a todos de nuevo. Tras revisar todas las participaciones en el concurso que convoqué para el día de libro 2016, he aquí a los ganadores:
¡Carlos Camarsa y Thais!
Felicidades a ambos. Y para todos los demás, gracias por participar y muchas gracias por leer este blog. También gracias a todos los que compartisteis el concurso por las redes.
Y ahora, con todos vosotros, los mundos oníricos ganadores del sorteo:
Carlos Camarsa y su mundo distópico
A todo aquel que no viva aquí, el mundo le parecería perfecto a
primera vista. La gente es muy amable, la esclavitud fue abolida hace
mucho tiempo, no hay problemas de racismo o sexismo y la delincuencia es
inexistente. Podrías ir cargado de joyas por los callejones más
recónditos de los barrios más pobres sin miedo a ser robado.
Sin
embargo, a poco que escarbes, la fachada de perfección empieza a
desmoronarse. El gobierno considera que la única razón que justifica la
imposición de penas es incapacitar al delincuente. La pena debe hacer
que el delincuente no vuelva a cometer ningún delito. Y para asegurarse
de ello, todas las sanciones consisten en la pena de muerte. Da igual el
delito que cometas. El homicidio tiene como sanción la pena de muerte.
La venta de drogas ilegales tiene como sanción la pena de muerte.
Sobrepasar el límite de velocidad tiene como sanción la pena de muerte.
No hay segundas oportunidades. Si cometes un delito, eres ejecutado.
Esto
no sería tan grave de no ser por la policía. La policía tiene aparatos
capaces de leer la mente. En cuando una persona comete un delito, la
policía comienza su investigación y son implacables. No hay ningún
delincuente que se les escape. Pueden leer tu mente y discernir lo que
ocurrió de verdad y lo que tu mente se ha inventado. Además, descubren
al delincuente en menos de 24 horas. El juicio dura otras 24 horas como
mucho.
Todo esto hace que si cometes un delito, sepas
que la policía te va a coger y serás ejecutado en menos de 48 horas. La
gente vive en un estado constante entre el terror absoluto y la
tranquilidad de saber que no se va a cometer ningún delito.
Thais y su casi duplicación del mundo real... con un emotivo extra
En mis sueños no siempre salen las cosas como a mi me gustan. No manejo
los hilos, no decido lo que viene a continuación, pero yo lucho por
llevar las cosas a mi terreno igual que lo haría en el mundo real. A
veces puedo volar y irme lejos, otras revivo aquellos momentos de la
infancia en los que la chica que me hacía la vida imposible me pegaba
palizas delante de todo el mundo y se reía, pero en este caso me
defendía y conseguía que me dejara en paz... Otras veces sueño con mi
abuelo, el hombre que me crio. Ese hombre hacía las mejores paellas del
mundo. Me hace gracia que la escena que más se repita en mis sueños sea
con él un domingo en la barbacoa, con su gran paellera, todo lleno de
vida y alegría. Con su enorme panza cubierta con un delantal absurdo
sobre la receta de la Queimada o que se yo...
Sueño mucho con esa casa. Una finca rural en mitad de la nada, comida de árboles. Por algo nos apellidamos Robles.
Aquel sitio es mi paraíso de los sueños. Allí me han atacado brujas y hombres lobo, lo he inundado, quemado, hecho explotar... Pero cada vez que cierro los ojos lo vuelvo a ver, perfecto, verde, con el humo saliendo de la barbacoa y mi abuela gritando que no chupemos las cabezas de las gambas, que va a hacer caldo con ellas. Mi abuelo me guiña un ojo y chupa una, y me insta a hacer lo mismo. ¡Es que están tan buenas! Mi abuela le riñe, pero no se enfada demasiado. Ojalá yo pueda tener una vejez tan feliz como la que tuvieron ellos. Aquella casa jamás volverá a estar tan llena de gente como en esos días...
En resumen, si pudiera sacar algo de mis sueños y traerlo al mundo real, sin duda sería a mi abuelo.
Sueño mucho con esa casa. Una finca rural en mitad de la nada, comida de árboles. Por algo nos apellidamos Robles.
Aquel sitio es mi paraíso de los sueños. Allí me han atacado brujas y hombres lobo, lo he inundado, quemado, hecho explotar... Pero cada vez que cierro los ojos lo vuelvo a ver, perfecto, verde, con el humo saliendo de la barbacoa y mi abuela gritando que no chupemos las cabezas de las gambas, que va a hacer caldo con ellas. Mi abuelo me guiña un ojo y chupa una, y me insta a hacer lo mismo. ¡Es que están tan buenas! Mi abuela le riñe, pero no se enfada demasiado. Ojalá yo pueda tener una vejez tan feliz como la que tuvieron ellos. Aquella casa jamás volverá a estar tan llena de gente como en esos días...
En resumen, si pudiera sacar algo de mis sueños y traerlo al mundo real, sin duda sería a mi abuelo.
Comentarios
Publicar un comentario