Horizonte 6 (Relato corto)


     Antes de que empecéis a leer lo que os traigo hoy, me gustaría haceros una pequeña introducción. Se trata de un relato corto de ciencia ficción que he presentado hace nada a un concurso y que no ha ganado (se resolvió ayer y ha ganado otra persona). El relato que os traigo es, de hecho, el prólogo de una historia mucho más larga que tengo intención de escribir algún día cuando acabe con Bakán. Esta vez es ciencia ficción, concretamente space opera, en vez de fantasía épica y narrará la historia de la invasión/primer contacto con una civilización alienígena. El título de este relato y de la serie que algún día escribiré, es Horizonte 6.


     También me gustaría comentaros que el relato estaba originariamente pensado para ser el doble de largo, por si veis que la narración es algo precipitada, pero cuando lo tenía a medio escribir me llegó una clarificación de las bases y la longitud máxima resultó ser la mitad de la que yo creía, así que tuve que improvisar un poco. Más adelante escribiré la versión extendida tal y como me hubiera gustado presentarla y tal y como irá en las novelas de Horizonte 6 y os la dejaré también aquí. Pero hoy os traigo la versión corta presentada al concurso.

     Debido a que la longitud que me permitían las bases fue mucho más corta de lo que pensaba me quedé sin explicar por qué este relato se titula Horizonte 6 (y de paso por qué la serie se titulará así), de modo que lo voy a hacer aquí. 

     En la época futura en que transcurre la historia la humanidad ha salido de la Tierra y ha fundado colonias o bases a lo largo de todo el sistema solar. Las colonias y bases más lejanas de la humanidad están en estos momentos en Plutón y sus lunas. Plutón describe en torno al Sol una órbita que está a una distancia media de casi 6 mil millones de kilómetros. Ese es a día de la novela el horizonte de expansión de la humanidad. De ahí el título de Horizonte 6. Es por eso que la protagonista de este relato elige precisamente el nombre que veréis al final del relato.

     Dicho esto, habiéndoos presentado un poco el relato y la historia, os dejos tranquilos para que la leáis. Espero que os guste.

*****************************

          Nadwah Ekwensi suspiró con cansancio y se frotó los irritados ojos que comenzaban a picarle de tanto analizar las eternas listas de datos que se proyectaban sobre su retina. Bueno, no es que se proyectaran directamente sobre ella, de hecho los veía superpuestos a cualquier objeto que mirase, pero algo así le había explicado el cirujano antes de implantarle aquel pequeño aparatito y anclarlo a su nervio óptico. Tampoco es que hubiera prestado mucha atención más allá de la necesaria para aprender a manejarlo. Ahora, apretó los párpados con fuerza y desconectó aquel aluvión de datos con un simple movimiento ocular. Suspiró y estiró los brazos por encima de la cabeza.
          «Hora de levantarse un rato —se dijo, inclinando el cuello primero a un lado y luego al otro—. Y de algo de cafeína, también. ¿Por qué no? ¿Cuántas horas llevo aquí? —se echó hacia atrás en la silla y miró el reloj que parpadeaba en una esquina de la habitación en brillantes letras verdes sobre la pared. Las 30:07»
          —Demasiadas.
          Su cuerpo aún no se había acostumbrado del todo a los ciclos de casi 33 horas de Encélado. Había veces en que no sabía si tenía que dormir o levantarse o seguir trabajando o si era la hora de desayunar, comer o cenar. Había acabado haciendo lo que el resto de la base: seguir su propio horario. Mientras el trabajo estuviera hecho al final de cada semana estándar terrestre, a la jefa Cauvery le daba igual. Era una buena jefa, pese a lo mal que le habían hablado de ella antes de embarcar algunos antiguos militares que habían rotado por Tifón. La realidad la había sorprendido.
          «Creo que la comandante nos selecciona así, gente que puede trabajar con ella durante 5 años y sacar esta mierda adelante antes de volverse a casa —con un gruñido, Nadwah se soltó los cinturones que la mantenían unida al asiento y se impulsó hacia la mesa que había en el centro de la sala. Flotó hasta allí, sin apenas tener que tocar el suelo, y se aferró al respaldo de una de las sillas para frenarse—. Tengo que preguntarle cuánto lleva aquí. Por cómo habla Félix diría que toda su vida, pero es un exagerado.»
          Giró sobre sí misma en una innecesaria pirueta, que hubiera avergonzado a su madre de haberla visto, y se dejó caer sobre la silla con una risita infantil. Si no podías comportarte como una cría en gravedad casi cero ¿cuándo podías? Se abrochó las cinchas de los hombros y alargó la mano para coger uno de los frascos de pseudo-cafeína que había en una gradilla sobre la mesa. Destapó la pajita y sorbió con avidez.
          —Madre mía, cuanto necesitaba esto —le dijo a la soledad que la rodeaba, presionando el tubito para no verter nada en el aire. Luego alzó el recipiente y brindó hacia las enormes pantallas que había en la pared de enfrente y que mostraban el paisaje exterior—. Por vosotras, frías y desoladas llanuras mías. Que los años que me quedan con vosotras sean igual de prósperos que el tiempo que llevo aquí. Por los geiseres de agua, por las colonias de bacterias de vuestro mar interior. Por haber permitido que viera cómo escupíais agua a kilómetros de distancia por primera vez. Por el anillo E y por Saturno. Que no se diga.
          Dio un nuevo sorbo y se quedó largo rato mirando la estriada superficie de hielo blanco-azulado de Encélado, más allá de la cual se podía ver el sol, lejano y, sin embargo, brillante contra la negrura del espacio. 


          Aún faltaban horas para que el resto de la gente viniera a trabajar y a ella aún le quedaban datos que analizar, repasar y ordenar antes de retirarse. Tras acabar la cafeína, volvió a levantarse y flotó hasta su mesa de trabajo. Ahora al menos estaba más despejada, y falta que le hacía si quería acabar aquello de una maldita vez. Se acercaba la evaluación anual de los datos captados por los telescopios situados en el perímetro exterior de la nube de Oort y ella debía procesarlos antes de esa reunión.
          Nawhad cerró con fuerza los ojos y reactivó de nuevo la proyección de datos. Solo verlos se le cayó el alma a los pies. Eran tantísimos datos. Todos ellos del espacio profundo, sobre todo de la constelación de Vela, concretamente de la supertierra HD 85512 b que orbitaba la enana naranja Gliese 370: el planeta más prometedor para la humanidad que jamás se había encontrado. A unos 36 años luz de la Tierra.
          La primera nave colonial había partido del sistema solar 90 años atrás. Si todo había ido como estaba planeado, haría ya mucho que habría llegado a su destino y sus residentes habrían fundado la primera colonia humana más allá de las lunas de Plutón. Se esperaba que el haz de neutrinos modulados, que habrían emitido los colonos en dirección a la Tierra tras asentarse, llegara en breve al sistema solar. De ahí la importancia de observar, analizar, de estudiar toda aquella amalgama de datos que habían abandonado Gliese casi 40 años atrás. Se sentía extraña sabiendo que debía mirar al pasado para conocer algo sobre el presente, algo que cambiaría vidas, que tal vez haría que se reabriera de nuevo el programa de colonización que había quedado congelado hasta saber qué había ocurrido con la Dama Estelar. Y tal vez, sólo tal vez, ella sería la primera en captar dicha comunicación. El primer mensaje interestelar de la humanidad para la humanidad. No estáis solos. O algo muy parecido. O ya estamos fuera del sistema solar, brindad con algo caro.
          Aquel pensamiento la hizo sonreír y le levantó el ánimo. Tenía trabajo que hacer, mucho trabajo que hacer, de modo que continuó programando los comandos básicos, que antes había dejado a medias, y se acomodó a esperar los resultados. Apenas tardaron media hora.
          —Datos gravíticos en 1 y neutrinos en 2 —le dijo al ordenador—. Tránsito en 3. Corrimiento al rojo en 4. Extrapola los datos de los últimos 3 años con los actuales. Retira los… —su voz se apagó de pronto. El gráfico en 1 de su ojo izquierdo mostraba un súbito pico a poca distancia de Gliese 370, de hecho a poquísima distancia del HD. Aparecía de pronto y se desvanecía con la misma rapidez, en cuestión de ¿segundos? Frunció el ceño, eso no era normal—. Pico en 1. Superpón con las demás mediciones.
          Nadwah contuvo una maldición y se quedó largo rato contemplando los números con la boca abierta. Había un pico de neutrinos modulados justo después del gravítico y éste se superponía con un creciente viraje al azul. Pero el pulso de neutrinos no era más que ruido, ningún mensaje, ninguna señal. Sólo ruido. Pero el corrimiento al azul…
          —Muestra los patrones del motor de impulsión materia-antimateria de la Dama —tragó saliva según el ordenador se los mostraba suspendidos en el aire. No correspondían, no eran iguales, ni siquiera se parecían, no eran de la Dama. No podía serlo, porque, de estar usándolos para frenar, estarían orientados hacia HD, no hacia ellos. Pero no dejaba de ser un pico de propulsión M/A—. Frenado —la palabra afloró a sus labios en un susurro—. Es una estela de frenado. No puede ser. ¡Muestra radio! —no había rastro de radio. Pasó de un canal al siguiente, pero tampoco encontró nada. Fuera lo que fuera aquello no emitía nada más—. Vuelve a los gravíticos, anula 2, 3 y 4. Sólo gravíticos y azul. A… amplia el pico —la soldado se quedó helada contemplando cómo aquel pico de alteración gravitacional se desglosaba en decenas de ellos más pequeños, todos separados por milésimas de segundo, todos ellos acompañados, en los minutos posteriores, en las horas posteriores, por un corrimiento al azul tras una fuerte alteración en los patrones de M/A.
          Había algo, no, había más de un algo decelerando desde velocidades casi lumínicas en torno a Gliese y no había sido la Dama. Más aún, fuera lo que fuera aquello ya no estaba allí porque, al analizar los datos más recientes, un nuevo pico de alteración gravítica destelló ante sus ojos, esta vez alejado de HD y de Gliese. Luego nada más, ni gravs, ni azul, ni M/A. Ni neutrinos modulados.
          —Trayectoria —tenía la boca seca—. Calcula la trayectoria en base a los puntos de aparición y desaparición de la distorsión gravitacional —se hizo el silencio—. ¡Madre… mía! ¡Amada madre… mía!
          Fuera lo que fuera se dirigía hacia el sistema solar. Fuera lo que fuese hacía 40 años había estado en Gliese 370 y fuera lo que fuese tenía que estar en ahora mismo cerca de Oort. Cerca de casa. Cerca de ellos.
          No estáis solos. Sin embargo, no era el mensaje que tanto había ansiado encontrar. Archivó rápidamente los datos, las mediciones y los cálculos, y los codificó. No había tiempo que perder; Cauvery lo entendería. Si al final no era nada, se habría jugado su carrera, pero no le importaba. Con un parpadeó, envió el paquete de datos hacia la Tierra.


CANAL RESTRINGIDO
CÓDIGO β-D-14 ARCHIVO A-32
(Nombre del expediente “Horizonte 6”)

Comentarios

  1. Pues me ha gustado, aunque sí que se nota un pelín que es un prólogo y no un relato propiamente dicho. Deja demasiadas intrigas, demasiadas preguntas de "qué pasará". Pero como prólogo me ha gustado. Nadwah me cae bien ^^ Siento que no ganaras. Por cierto, me gusta tu explicación para el título del relato :D

    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A las muchas gracias. El concurso me pilló algo de sorpresa y esto es todo lo que se me ocurrió presentar. Tenía un relato corto hecho desde hace tiempo pero se me iba tantísimo de páginas que ni intenté arreglarlo. Asi que dije, venga, va, el prólogo de Horizonte 6 puede funcionar XD

      Por cierto, por comentaros curiosidades: Nadwah es de etnia africana, la comandante Cauvery es de la India y Félix es de España o Portugal (aún no está decidido). Son todos pj que sólo saldrán en el prólogo o a lo sumo en el mismo inicio de Horizonte 6, en una reunión ante el ejército del aire en la base orbital de Electra. Asi que me alegro mucho que te guste el personaje porque habré logrado definirlo en muy poco tiempo, que era lo que más me temía que quedara en el aire del relato :D

      Eliminar
    2. Pues sí, la verdad, creo que para lo corto que es el relato se puede apreciar cómo es Nadwah, aunque sea un poco XD Pero te confieso que al principio creía que era un hombre porque ese nombre me resulta por completo desconocido :P

      Es una pena que estos personajes sólo salgan en el prólogo, y al mismo tiempo me encanta que tengas tantos detalles pensados de personajes que sólo salen en el prólogo xD.

      Eliminar
  2. Me gusta, me gusta. Tiene muy buena pinta. Y permite que te diga que creo que estás hecha para escribir ciencia-ficción... La "jerga" es MUY convincente...

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

MICRORRELATOS DE CIENCIA FICCIÓN

Las Guerras de Bakán recomienda: "La vieja guardia" de John Scalzi